Bacco. Cuadro atribuído a Leonardo Da Vinci (1510-1515)
Bacco. Cuadro atribuído a Leonardo Da Vinci (1510-1515)

Se le suponía un hombre joven, de largos y rizados cabellos dorados, piel inmaculada y ojos negros, brillantes, como corresponde a un ser inmortal. Dios del vino, de la locura y éxtasis. Ejemplar divino de lujuria y deseo. Ser supremo al que adorar organizando grandes fiestas, donde el vino corre como si fuera un río fresco, enfriando la ardiente piel de los asistentes al rito que te designa como deidad. Vestido con tu corta túnica, o sólo una hoja de parra, en tus manos los turgentes racimos rosados o una copa.

Hace días que tengo tu imagen en mi cabeza, desde que investigué un poco ante la sugerencia de Hermione. Miré en libros de historia y arte... Serás hermoso, pero prefiero al hombre que tengo a mi lado, ése que Hermione pretende que se disfrace de ti.

—No lo hagas. —Mi propio Baco me mira, con sus increíbles ojos negros.

—¿El qué?

—Ir de Baco a la fiesta.

Alza una morena ceja.

—¿Y ese cambio de opinión?

—No quiero que nadie vea a mi dios particular en todo su esplendor.

Niega con la cabeza mientras sonríe, antes de besarme lentamente, despertando mi lujuria.

 

Arlequín