Bailando

Título: Bailando.

Pareja: Severus/Harry.

Clasificación: G.

Aviso: Relato hecho para el Calendario de Intruders Slashzine de 2012

 

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Aquello podía parecer una locura. Seguramente lo era. Sólo a Minerva se le ocurría hacer algo como eso: un Baile de Navidad. Pero no uno cualquiera. No. Tenía que ser un 'Baile de Navidad para Antiguos Alumnos'. Y, por supuesto, para profesores. Con asistencia obligatoria.

 

Severus no estaba de acuerdo, ni mucho menos. Harry era otra cosa. Estaba total y absolutamente encantado con que se celebrara el baile. Decía que así aprovecharía y volvería a ver a viejos amigos a los que había perdido la pista después de Hogwarts. Había mirado a Severus tan ilusionado cuando le entregó su invitación, que al viejo profesor no le quedó otra opción salvo sonreír tímidamente y decir 'Está bien, iremos'. Y Harry le había besado.

 

Sin embargo, eso no había eliminado los nervios de Severus. Al contrario, los había incrementado. Sabía que era una tontería, llevaban ya mucho tiempo juntos. ¡Años! Formaban una pequeña familia junto a Teddy, que ya iba a su tercer curso en el castillo y, a escondidas de ambos, fardaba de ser 'el hijo adoptivo del profe más temido'. Los amigos más cercanos lo sabían. Les había costado un poco aceptarlo, pero habían acabado haciéndolo. Pero, Severus no podía evitar tener miedo a lo que dijeran los demás. Desde luego, no quería ser el centro de los rumores que, sabía, se iban a expandir esa noche y los días siguientes, tanto en el baile como en El Profeta.

 

Entre exámenes de evaluación y reuniones, llegó el temido día. Severus se presentó en el gran comedor simulando ser el témpano de hielo que supuestamente era, aunque por dentro era todo un manojo de nervios. Buscó con la mirada por todo el salón, pero no vio a Harry, así que se dirigió hacia un grupo de antiguos alumnos de su casa. Se entretuvo con ellos durante largo rato, poniéndose al día de lo que había pasado con la vida de los pocos slytherins que, en tiempos de guerra, habían enfrentado a Voldemort. También habló con miembros de otras casas y del profesorado, mientras la banda de fantasmas del colegio tocaba una ligera melodía de fondo.

 

Fue entonces, cuando alguien le agarró la mano suavemente. Al darse la vuelta, vio a Harry sonriéndole. Y Harry, su Harry, sin mediar palabra, lo apartó del grupo con el que estaba para dirigirlo al centro del salón. Después, pasó las manos sobre sus hombros, apoyó la cabeza en su pecho y comenzó a bailar despacio. Pronto, otras parejas les siguieron.

 

Los nervios abandonaron poco a poco el cuerpo de Severus. Agarró a Harry de la cintura, acercándolo a él. El joven levantó la cabeza y le miró directamente a los ojos.

 

—Feliz Navidad, Severus —susurró el joven.

 

La respuesta fue simple, un suave y dulce beso en los labios bajo el muérdago que adornaba el gran comedor. 

FIN

 

 

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