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Pareja: Severus Snape, Harry Potter.

Clasificación: NC-17

Resumen: Severus Snape y Harry Potter se odian. Llevan ocho años sin verse, ¿cómo podrán superarlo? Todo contando desde un punto de vista muy especial.

Disclaimer: Lo de siempre y que todos sabemos, nada de esto es mío, todo es de JK.

Respuesta al desafío de la mazmorra: Ocho años sin ti.

 

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Recuerdo a todos y cada uno de los alumnos que han pasado por aquí. Sus nombres, las asignaturas que estudiaron, las notas que sacaron y de algunos hasta sé a qué se dedicaron en sus vidas cuando salieron de aquí. Desde luego, a algunos los recuerdo con más cariño o más nitidez que a otros. Pero por supuesto, quien diga que las preferencias no existen, miente. Yo tengo mis favoritos y si me dejas, te contaré una historia sobre ellos.

 

Recuerdo las caras de ambos cuando bajaron de los botes en el lago, siguiendo a Hagrid. Ambos estaban asombrados, mirando con las bocas y los ojos bien abiertos todo lo que les rodeaba. ¿La diferencia? Pues que Severus Snape iba agarrado de la mano de una joven pelirroja de preciosos ojos verdes, mientras que Harry Potter iba al lado de un joven pelirrojo, lleno de pecas y que era el sexto vástago de una familia que ya había pasado por estos terrenos. Y siendo Harry quien lucía esos ojos verdes. Pero los dos, miraban maravillados y asombrados por doquier.

 

Recuerdo el paso de ambos. Para ninguno fue fácil. Permitidme que siga empezando por Severus, al fin y al cabo, llegó antes.

 

Su primera noche le enviaron a slytherin, cosa que le puso muy contento. Y tal vez ahí, fue cuando comenzó el declive de su relación con esa pelirroja, llamada Lily Evans. Una hija de muggles que desconocía a lo que se iba a enfrentar. Poco a poco, Severus se fue haciendo un hueco entre el resto de slytherins, llegando a ser adoptado y protegido por Lucius Malfoy, quien por aquel entonces cursaba sexto curso. Pero eso no importaba, Lucius mandaba más en la sala de slytherin que el propio Horace Slughorn, el jefe de la casa. Y pronto, dio igual el origen mestizo de Severus: Lucius le apoyaba, le cuidaba y le protegía, además, el propio Severus dio muestras de un gran conocimiento sobre Artes Oscuras y Pociones, algo muy valorado en slytherin.

 

Aun así, los problemas con unos alumnos de gryffindor, a donde había ido a parar Lily, comenzaron pronto. Sobre todo con James Potter, quien no escondía los celos que sentía por Severus, cada vez que Lily estaba junto a él. ¿El problema? Era el tipo de celos. Al principio era porque James siempre había captado la atención de sus padres y en gryffindor se convirtió en el Rey, junto a sus amigos Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew. Un curioso grupo, sin duda. Y que ocasionó muchos problemas aquí dentro... pero eso es una historia que no viene al caso.

 

Como te decía, Severus tuvo varios problemas aquí por culpa de esos cuatro gryffindors, pero supo capearlos en su medida... hasta quinto curso. Durante esos cinco años, la amistad que mantenía con Lily se había ido deteriorando por muchos motivos. Principalmente por la diferencia de opiniones entre ellos, que se aderezaba con la forma de malmeter que tenían esos cuatro, y los sentimientos no correspondidos. No hacía falta ser muy listo para saber que cuando Severus llegó aquí, ya amaba a Lily, pero ella no se daba cuenta, o no quería hacerlo. Opto por lo segundo. Siempre me dio la impresión de que en el fondo, puede que sin ser consciente, Lily usaba a Severus para su propio beneficio. Al fin y al cabo, en más de una ocasión la escuché decirles a sus amigas que a veces le parecía entretenido pelearse con Potter por culpa de Severus porque le gustaba ver a Potter humillándose, suplicando por su atención. Pero no fue lo único que escuché. Severus siempre estaba para ella cuando de Pociones se trataba: le ayudaba a estudiar para los exámenes y con los deberes.

 

Todo acabó tras los TIMOS en su quinto curso, cuando Potter y compañía consiguieron que Severus enseñara sus grises calzoncillos ante varios alumnos más, avergonzándolo. Lily fue a defenderle, pero Severus estaba tan dolido y humillado, que acabó insultándola a ella. Eso fue el fin de esa amistad. Y también lo que hizo que Severus se perdiera. Lo único que le hacía mantener a Lucius a raya... pero no pudo ser. Lo que quedó de quinto, todo sexto y gran parte de séptimo, Severus acabó por integrarse demasiado bien con sus compañeros de casa, con los que nunca había tenido problemas (por la mediación de Lucius, aún en la distancia), pero con los que tampoco había desarrollado una amistad, más allá del compañerismo que te da el levantarte día a día en la misma habitación que otras personas.

 

Severus acabó sucumbiendo. Al volver de las vacaciones de pascua en la mansión Malfoy ya tenía la marca tenebrosa en su brazo izquierdo. No tienes ni idea de lo que me dolió. De haber podido, hubiera gritado y llorado.

 

Meses después, Severus se fue a seguir con su vida fuera de aquí... pero pronto regresó. Supuestamente como profesor de Pociones, reemplazando a Slughorn. No soy tonto, ¿sabes? Y escucho. Tengo oídos en todas partes, sé todo lo que pasa aquí dentro. Severus era un espía. Y me alegré. Algo le hizo recapacitar, aunque no descubrí el qué hasta meses más tarde. La fiesta de Halloween de 1981 se tiñó a la vez de alegría y de tristeza. Tom había caído. Y sí, he dicho Tom. Soy de los pocos que se atreven a llamarlo así... a mí que no me venga con monsergas ni con estúpidos apodos. Siempre será Tom para mí.

 

Lo dicho, Tom había caído, pero también habían muerto Lily y James Potter. Severus estaba destrozado en el despacho de Albus, e incluso llegó a llorar cosa que no le veía hacer desde la noche que llegó con once años. Sólo que en aquel momento lloró de la alegría, y en el despacho lo hacía por tristeza, por impotencia... por haber perdido definitivamente al amor de su vida, por mucho que Lily se hubiera casado con James, e incluso tenido un hijo, que seguía vivo.

 

Y hablando de ese hijo, vayamos ahora con Harry Potter. Cuando llegó con once años, estaba nervioso. Por lo que Hagrid le dijo a Albus, ni siquiera sabía que era mago. ¡Habrase visto mayor descaro! Me indigné, no voy a negarlo. De ahí que intentara que las estancias de Harry en el colegio fueran buenas para él. Pero siempre había alguien que fastidiaba mis planes. Cuando no era Draco Malfoy, hijo de Lucius, era Severus. Lo de Draco sólo eran las malcriadeces normales de un niño rico, mimado y consentido hasta la saciedad.

 

Lo de Severus con Harry era otra cosa. Era odio. Era desprecio. Eran ganas de hacer daño, de humillarle y cobrarle una deuda que no era suya. Aunque también, Severus le pagó a Harry otra deuda, ya que por mucho a que Severus le doliera en el alma, le debía la vida a James Potter, así que salvó a Harry en su primer partido de Quidditch. Y no sólo ahí, también en otras ocasiones. Aunque a Harry cada año le ha pasado algo, siempre relacionado con Tom.

 

Pero al menos, sí tiene amigos auténticos. Amigos que le siguieron hasta el final. Amigos que no volvieron a su séptimo año, cuando Snape era el director nombrado por Tom, para irse con Harry. Amigos que estuvieron hasta el final de la batalla. Amigos que permanecieron a su lado y siguen a su lado.

 

Parece mentira, pero ya han pasado nueve años desde la Batalla en la que Tom murió definitivamente, por mucho que me duela. ¡Ey! No me mires así. Me duele, de la misma forma o más, que me dolió que Tom atacara aquí. Ya lo entenderás.

 

Y como la historia siempre avanza, en el sexto año de Harry, Severus mató a Albus tras un pacto. Otro pecado más para la ennegrecida alma de Severus. Otro peso más para la entristecida alma de Harry. Pero eso no es lo que nos ocupa en esto que te estoy contando... pero me haces desvariar. Tengo memoria, pero soy viejo y hablo poco... por no decir nada, así que las pocas veces que lo hago, desvarío. Así que vamos a lo que vamos.

 

Pero antes de que me olvide, déjame que te comente una última cosa de ese tiempo pasado. Tras la Batalla, en la que oí a Harry gritándole a Tom, diciéndole que Severus siempre le había engañado, fue a por él. Le vi echarse a correr hacia el Sauce Boxeador. Unas horas más tarde volvía con el cuerpo de Severus levitando detrás de él. Estaba casi muerto, pero Poppy se encargó de él. Una gran enfermera, si me permites darte mi opinión. Le salvó, aún no sé cómo, ni me lo explico, dado que aquel bichejo infernal que Tom llamaba mascota era muy peligrosa y venenosa.

 

Al siguiente curso, Harry vino a terminar sus estudios, junto con sus amigos. Meses después, Severus también volvió tras recuperarse. Y la relación entre ambos, cambió de alguna manera. Al menos ahora había respeto y parecía que no había tanto odio. Pero las diferencias seguían ahí. En Junio, Harry se fue, para no volver más... o eso creía yo.

 

Hace poco más de un mes que acabó el último curso. Han pasado casi ocho años desde que se fue, pero Harry ha vuelto. Sí, ya sé que me repito. ¿Qué pasa? Me gusta hacerlo. Minerva, que es ahora la nueva directora, le ha dado a Harry el puesto de profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. ¿Te imaginas el cabreo de Severus? Monumental. No está contento con seguir siendo el Jefe de Slytherin, ni con seguir dando clases aquí, ni ser el subdirector. Él quiere esa asignatura. Quiere volver a tenerla...y sé que en el fondo desea que la maldición se imponga y que Harry abandone el próximo año. Pero no va a ser así. Parece que nadie se da cuenta de que realmente en este colegio mando yo. Soy yo quien a última instancia decide quién permanece en el colegio y quién no. Hasta ahora, son pocos los profesores que he echado... y para uno que no quise hacerlo, resulta que Severus se tuvo que enfadar y revelar su condición de licántropo. Pero bueno, Harry ya lleva casi un mes aquí. Y por supuesto, Severus y él no han parado de pelearse.

 

Hoy ha salido porque es su cumpleaños. Creo que cumple 25 o 26 años... no estoy seguro del todo, pero eso me da igual. El caso es que esta noche ha vuelto. Está siguiendo un cursillo intensivo por parte de Severus para saber cómo comportarse como profesor. ¿Qué? ¡No me mires mal! Ha sido cosa de Minerva, no mía. A veces pienso que está más loca que Albus. Los ha dejado prácticamente solos, ya que los elfos no salen apenas de la cocina.

 

Y hablando de la cocina. No vas a creer lo que ha pasado. Tras la comilona que estoy seguro que Harry se ha dado en la casa de los Weasley, al volver ha ido a las cocinas a por una jarra de agua bien fría. Severus estaba allí también, tomándose un sándwich. Las palabras hostiles entre ellos continúan, pero ya no por el mismo motivo.

 

He sido testigo todos estos años de cómo Severus ha extrañado a Potter. En el fondo sabe y agradece que Harry le salvara la vida esa noche, pero jamás lo dirá en voz alta. He sido testigo de cómo ha leído todos estos años los artículos que salían en el profeta, de los susurros que a veces inundaban su habitación en las mazmorras... y de las miradas que le ha echado a Potter cuando éste no se daba cuenta.

 

Por parte de Harry no estoy seguro. También le he visto mirar a Severus, también he oído sus susurros al dormir y sé que le respeta más que cuando se fue. E intenta ser cordial con él, incluso amigable... pero Severus es Severus y parece estar mutilado emocionalmente para relacionarse con los que le rodean. O eso creía hasta esta noche.

 

En la cocina, Severus le ha vuelto a decir una de sus barbaridades y se ha marchado, dejando a Harry clavado en el sitio. Han pasado unos minutos hasta que ha reaccionado y ha salido corriendo tras Severus, que ya casi entraba en su habitación.

 

Volvieron a discutir. Las palabras hirientes y dañinas volvieron a salir de la boca de Severus, pero esta vez, Harry no se quedó atrás. Contestó e insultó. Y al final, Harry se enfadó tanto, que acabó por alzar su puño para estamparlo en la cara de Severus, pero no pudo, porque una mano interceptó el camino que trazaba su brazo en el aire. Forcejearon un poco hasta que al final han caído al suelo.  Ninguno de los dos  ha podido resistirlo y por fin se han besado.

 

Ha sido un beso salvaje, donde ha habido más dientes que lengua. Como han podido, se han levantado y han ido hacia la cama de Severus, desnudándose el uno al otro, arrancándose la ropa y tirándola por el suelo. Al caer sobre el colchón la pelea ha continuado, pero esta vez para ver quién llevaría el control. No han parado de rodar por la cama, tocándose, besándose y mordisqueándose mutuamente por donde pudieran alcanzar. Además, han deshecho la cama y tirado las almohadas.

 

Al final, tras tantas vueltas, ha sido Severus quien se ha quedado encima de Harry, con éste boca abajo en la cama. Ha separado sus muslos, hundiendo sus dedos en él. He oído los gemidos de Harry al notar esos dedos entrándole. Severus ha cogido el bote de lubricante que tenía en la mesilla de noche... el mismo que utiliza casi cada noche para masturbarse mientras gime el nombre de Harry, desde hace años.

 

Ha embadurnado bien los dedos y ha vuelto a meterlos en Harry, quien ahora se ha puesto a cuatro patas sobre el colchón. Decir que ambos están excitados y desesperados por lo que está pasando es poco. Sé que llevan mucho tiempo deseándose. En su momento, vi a Harry mirar a Severus como el adolescente enamorado que era, porque aunque Severus no se diese cuenta yo sí lo hacía. Y Severus... bueno, él tardó más tiempo en darse cuenta de que los ojos verdes con los que soñaba eran los de Harry y no los de su madre. Pero esta noche, han dado el paso. ¡Y cómo lo han dado!

 

Severus se ha tomado su tiempo para preparar bien a Harry, metiendo varios dedos en él, antes de introducir su polla en el respingón culo que esperaba ansioso para recibirle. El sexo entre ambos necesitaba ser salvaje, fuerte y rudo... como sus besos, así como sus peleas. Pero pronto, Harry se tumbó, apartándose de Severus. Se dio la vuelta, quedando boca arriba en la cama, mostrándole a su amante fortuito su propia erección, con las piernas bien abiertas, invitándole a unir sus cuerpos de nuevo. Severus no lo dudó ni un momento. Volvió a penetrarle otra vez, hasta el fondo, totalmente estirado sobre el joven cuerpo. En la habitación sólo se oían los gemidos, los jadeos y los gritos de ambos. Palabras incoherentes en las que sé que se han dicho mucho más, antes de que Severus se haya dejado caer rendido sobre Harry. Antes de apartarse y tumbarse a un lado, boca arriba y con un brazo tapándose los ojos.

 

—Este sería un buen momento para irse, Potter —ha dicho Severus, con la respiración pesada. Ya te lo dije... emocionalmente tullido. La respuesta de Harry no se ha hecho esperar.

 

—Dame cinco minutos. Deja que me recupere.

 

¿Pero sabes qué? Que a los treinta segundos, ambos se han quedado dormidos y que en menos de dos minutos se han buscado mutuamente. A la vez han girado sobre sí mismos hacia el lado donde estaba el otro. Harry ha acabado enterrando su cara bajo el cuello de Severus, y éste le ha abrazado, poniendo además la barbilla sobre la cabeza de Harry.

 

No he podido evitarlo y he aprovechado que las sábanas estaban a los pies de la cama. Les he tapado con cuidado. Luego, he lanzado un hechizo silenciador para no molestarles con el ruido que he hecho cuando he reubicado las pertenencias de Severus dentro de su propio dormitorio y en su baño. Al fin y al cabo, necesitaba espacio para las de Harry. Y bueno... he tardado más de lo que pensaba, en verdad a Harry va a venirle bien estar con Severus, acabará haciéndose un poco más ordenado. Y Severus acabará por relajarse un poco.

 

Digan lo que digan, sé que esos dos se necesitan y si hace falta echarles una mano, yo se la echo... aunque físicamente no tenga. ¿Qué quieres? Son mis niños. Cuando llegaron a mí, me consideraron su hogar, cosa que me ha hecho sentir muy especial, amado y querido... como con ningún otro niño.  Salvo por Tom. Una espinita que llevo clavada en mi duro corazón de piedra. Los tres eran niños abandonados, a los tres los acogí entre mis paredes para que fueran felices. Con uno fracasé, pero con los otros dos, aunque en más de una vez pensé que también lo había hecho, ahora me doy cuenta de que no.

 

No, cuando les he visto abrazados el uno al otro. No cuando, por fin, les he visto ser sinceros entre ellos. Desde que llegaron a mí, he intentado hacerles felices y lo seguiré haciendo hasta que vuelvan a abandonar mis frías paredes. Al fin y al cabo, como ya te he dicho, son mis niños, mis hijos. Y haré lo que sea por ellos, que me protegieron de Tom.

 

Sólo espero que capten la indirecta al ver todas las cosas de Harry en la habitación de Severus. Y que la habitación de Harry ya no es accesible... como el resto de los dormitorios. Hay que darles un empujoncito, pero sabrán hacerlo. Sé que mis hijos serán muy felices juntos.

 

FIN

 

 

 

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