Explicación

Pareja: Severus Snape, Harry Potter. 

Clasificación: NC-17

Resumen: Severus le explica a Harry en qué consiste que sea su Esclavo y lo que espera de él como tal. 

Advertencias: BDSM

Disclaimer: Lo de siempre y que todos sabemos, nada de esto es mío, todo es de JK.

 

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Tras varios minutos en los que sus labios no pararon de acariciarse, reconociéndose mutuamente, haciendo que el otro apreciara la suavidad de los labios que besaba, por fin se separaron. Al hacerlo, Severus deslizó el dorso de su mano derecha por la mejilla de Harry mientras se levantaba, para al final, enredar sus dedos entre el pelo del muchacho y desordenarlo aún más al mover su mano entre él.

 

Enseguida vuelvo–. Fue lo que dijo mientras se marchaba a la puerta. Y él, como debía ser, obedeció.

 

Al quedarse solo, un nudo se estableció en su estómago. ¿Realmente había hecho lo que debía? Había dicho que sí sin dudar, ahora el miedo se volvía a apoderar de él. ¿Sería capaz de tenerle a Snape una auténtica confianza ciega? ¿Sería capaz de no rebelarse? ¿De dejarlo todo atrás por él? Porque prácticamente, Severus le había pedido eso. Le había dicho que de aceptar, pondría su vida entera en las manos del profesor. ¿Sería simplemente capaz de soportarlo? Confiaba en que sí. Deseaba hacerlo.

 

Esa era una de las diferencias entre hacía una semana y esa noche. Aquella vez, se vio obligado a estar de rodillas ante Snape, esa noche, había ido por su propio pie a arrodillarse ante él. Algo que tenían en común ambas noches, era el hecho de que estaba desnudo y arrodillado entre la chimenea y el sillón favorito de Snape, pero noches antes, había estado amordazado, atado, vendado y temeroso. Esta noche no. Esta noche lucía un collar en el cuello que le señalaba como propiedad de Severus, y aunque también estaba temeroso, era un miedo distinto. Antes, era miedo a lo que el hombre sería capaz de hacerle, ahora era miedo a no llegar a cumplir las expectativas del hombre.

 

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En el piso superior, Severus estaba en su dormitorio, poniéndose algo más cómodo. Se había desvestido y puesto unos boxer más amplios y cómodos, junto a las zapatillas de andar por casa y su bata de fina seda. Bajó de nuevo al piso inferior y antes de volver al salón donde Potter le esperaba, fue a la cocina, a por otro vaso de Whiskey que llenó con dos piedras. Se dirigió al salón, parándose un momento en la puerta, para observar a Potter: sí, arrodillado y desnudo como la vez anterior, pero ahora se le notaba una actitud diferente. Sentía claramente que el muchacho deseaba obedecerle y complacerle, al igual que notaba lo orgulloso que se sentía por llevar SU collar. Una sonrisa de medio lado apareció en sus labios. No había visto bien el complemente, sólo le había dado una rápida mirada, pero por lo que vio le gustó: una simple tira de cuero negro, sin remaches, sin adornos estrafalarios y que podía ajustarse más o menos al cuello del esclavo. Sencillo, pero ideal.

 

Entró en la sala sin hacer ruido y Harry vio sus pies pasando por delante de él, cuando Severus se dirigió al minibar, a llenar la copa nueva, cosa que supo al oír el estallido del hielo en contacto con el líquido ambarino. Tras eso, fue al sillón y se sentó en él, con la espalda recta pegada al respaldo y las piernas separadas. Dejó la copa nueva y tomó la que estaba casi vacía, apurándola de un trago. Siguió en silencio observando a Harry un poco más. El joven no había levantado la cabeza para nada, de hecho tenía la inclinación perfecta para no ocultar sus ojos de los de su Amo pero lo suficientemente inclinada para no ver más allá de las rodillas de él. A parte de que también era perfecta para que el chico luego no tuviera problemas en el cuello, si a inclinación fuera mayor, podría tener problemas en las cervicales. Le llamó mucho la atención que las manos de Harry estuvieran a su espalda. Sabía que en algún momento de su beso, la correa metálica había caído al suelo porque el muchacho había bajado las manos y brazos para darle mejor acceso a su Amo. Ya le preguntaría más tarde.

 

–Ponte en pie y ven hasta mí –ordenó suavemente, extendiendo su mano izquierda hasta Harry, quien, cuando se acercó hasta su Amo y vio la mano, no supo cómo reaccionar. Severus aprovechó el momento de duda del chico para lo que quería: cogerlo de la cintura, girarlo un poco y sentarlo en su pierna izquierda, de forma que Harry tuviera su hombro pegado a su pecho, teniendo acceso al propio hombro de Severus por si quería apoyar su cabeza en él.

 

Tan sólo el crispar de la madera en el fuego rompía el suave murmullo de las respiraciones de ambos hombres. Severus no dejaba de mirar a su nueva adquisición, estudiándola y evaluándola, mientras ésta estaba sentada sobre su pierna completamente tensa. Alargando la mano derecha, el profesor cogió la copa de Whiskey ofreciéndosela.


Bebe–. Harry tomó el vaso por un lado, pero el hombre no lo soltó, sino que dejó que sus dedos y los del muchacho se acariciaran mientras llevaban el vaso a la boca. El chico dio un pequeño sorbo y tras eso, Severus también dio otro antes de abandonar el vaso en lesa de nuevo. Aprovechando el movimiento, cogió un cigarro de la cajetilla abierta sobre la mesa y se lo puso en los labios. Luego, le ofreció a su esclavo la caja de fósforos, quien sin que le dieran orden alguna, comprendió que lo que su Amo quería era que le encendiera el cigarro y así lo hizo. Severus miraba cómo Harry trabajaba rápida y diligentemente, para después, quitarle la cerilla apagada y la caja de las manos y dejar ambos objetos sobre la mesa.

Los minutos pasaban y nada cambiaba. El alumno seguía tenso sobre las rodillas del hombre, sin dejar de taladrar su mirada en el apoyabrazos que tenía ante sí, a pesar de que desde que le sentaron ahí, el profesor no había dejado de acariciar suavemente la zona baja de espalda. El profesor fumaba en silencio, disfrutando de su cigarro pero a la vez intentando que el chico de sus piernas se relajara, para poder empezar la ardua tarea que debía comenzar, nada más terminar el cigarro. Segundos después, el tabaco era apretujado contra el cenicero de la mesa auxiliar, a la vez que Severus expulsaba el humo de sus pulmones: el momento había llegado.

 

Veo que estás totalmente dispuesto a obecerme.

 

Sí, Am.. –. No pudo terminar la frase porque el dedo índice de Severus se posó sobre sus labios, impidiéndole hablar.

 

Mira dónde estás sentado, Harry… aunque creo que no tienes ni idea de qué significa. Lo que me hace sospechar, que tampoco la tienes respecto a dónde te has metido esta vez–. La culpabilidad se acunó en el pecho de Harry, dibujándose en su cara–. No estoy insultándote, ni reprochándote nada, sólo constato un hecho: aún eres lo suficientemente inexperto como para no saber qué has ofrecido exactamente. Y te lo voy a explicar todo, por partes. ¿Me has entendido?

 

Sí, Amo respondió presuroso, dando una ligera cabezada asintiendo.

 

Quiero hablar contigo y quiero que me mires–. El chico levantó la cabeza con timidez, enfrentándolo–. Y por cierto, soy Severus, no Amo. ¿Queda claro?

 

Pero, usted el otro día dijo que debía llamarle Amo.

 

Lo sé, pero el otro día estabas de rodillas ante mí, no sentado en mis piernas. ¿Sabes cuál es la diferencia? A parte de la postura en sí.

 

Harry volvió a bajar la mirada y sacudió un poco la cabeza, negando y admitiendo así su desconocimiento. Severus sonrió.

 

Te lo explicaré más tarde, si aceptas definitivamente ser mío. ¿De acuerdo?

 

Sí, Severus.

 

En ese momento, el hombre mayor no puede evitar acariciar la mejilla de Harry de forma suave, que volvió a sonrojarse desviando la mirada.

 

Sin embargo, antes de explicarte nada, quiero saber por qué has venido esta noche hasta aquí y te has ofrecido.

 

Nervioso, Harry se removió sobre las piernas de Severus, siendo observado por éste.

 

Pensé que era lo correcto. No sé se encogió de hombros, me gustó mucho lo que pasó el otro día, sobretodo cuando decidí dejarme llevar.

 

Creías que era lo correcto… repitió el mayor, más para sí mismo que para su interlocutor–. Antes te he dicho, que te quiero para mí las 24 horas del día y no has dudado nada. Te he dicho que quiero que pongas tu vida en mis manos y tampoco lo has dudado–. El joven, agachó la cabeza, avergonzado, pero Severus le cogió de la barbilla y volvió a levantársela–. Si aceptas ser mi esclavo, serás de mi propiedad absoluta. Seré yo quien decida todo, o casi todo, sobre ti. Lo que dije antes no era broma.

 

Lo sé, usted nunca bromea.

 

No creas, suelo hacerlo, sólo que la gente no me entiende, pero ése es otro tema. Se quedó un momento en silencio antes de continuar–. Hay mucho de lo que tengo que hablarte y no sé por dónde empezar. Hay mucho que tienes que saber antes de embarcarte en algo así, por lo que por favor: no me interrumpas y dame toda tu atención. Si tienes alguna duda, párame y te explico mejor. ¿De acuerdo?

 

–Sí.

 

Severus cogió de nuevo el vaso para dar un sorbo largo y luego se lo ofreció a Harry mientras tragaba, pero se negó, no obstante, volvió a ayudar al hombre cuando éste se llevó otro cigarro a la boca.

 

Mucha gente cree, que una relación entre un Amo y su sumiso, es simplemente sadomasoquismo. Que es simplemente dolor y sexo, pero eso no es cierto… es algo que va mucho más allá. Conozco a dominantes que obvian ciertos temas o aspectos de su sumiso, y se basan sólo en lo que he dicho antes, pero ése no es mi caso. No estoy de acuerdo con ese tipo de  relaciones. La dominación que a mí me gusta practicar, es más general, me gusta dominar el cuerpo y la mente. No sólo el cuerpo. –Llegado a ese punto Harry  no pudo evitar soltar un ligero bufido.

 

Creo que después de siete años como tu alumno, lo he notado. Severus rió francamente ante el comentario y se encogió de hombros.

 

Mucha gente no lo cree, pero entre un Amo y su Esclavo, existe una relación de pareja, que como todas las demás, debe basarse en el respeto, la confianza, la comunicación y el amor.

 

Harry le miró extrañado. Entendía el respeto, la confianza, pero la comunicación y el amor era algo que se escapaba.

 

No entiendo bien qué… Severus le interrumpió tras apagar su cigarro a la mitad.

 

Debe haber respeto, por que el esclavo debe respetar a su Amo y éste, debe respetar a su esclavo. La confianza debe ser mutua, ya que el Amo debe confiar en sí mismo y en su esclavo para que las sesiones que tengan no salgan mal, debe estar seguro de lo que haga, de la misma forma, que el esclavo debe confiar en que su Amo no le dañará más de lo que él permita ser dañado. Dejó que el chico asimilara bien lo que decía antes de continuar–. La comunicación es muy importante, porque ambos deben saber qué es lo que siente el otro. Si yo te hago daño en exceso, debes decírmelo para pararlo. Si no estás de acuerdo en hacer algo, debo saberlo, para no hacerlo. Pero también necesito saber si tú deseas más. Harry pareció pensarlo un poco.

 

–¿Por eso a cada momento me preguntas si entiendo algo o no?

 

Efectivamente. Para este momento, la mano izquierda de Severus seguía sin dejar de moverse sobre la columna de Harry, pero también se había unido la mano derecha, que acariciaba la rodilla y el muslo del chico, moviéndose lentamente–. Un punto en donde muchos difieren, sobretodo aquellos que no saben sobre este tipo de relaciones, es en el amor que existe entre Esclavo y Amo, pero te explicaré más tarde lo que significa eso, porque aún quiero hacerte unas preguntas más y que las respondas. Recuerda que tú también puedes preguntar lo que quieras.

 

Vale.

 

Acabas de terminar tus estudios, supongo que tendrás algo planeado, alguna idea de lo que quieras hacer con tu futuro?

 

Lo cierto es que aún no lo tengo claro.

 

Bueno, te has graduado como Auror, por lo que trabajo ya tienes. Y qué me dices de la chica Weasley? Sois pareja, pero sin embargo estás aquí, ofreciéndote a mí.

 

–¡Ginny y yo no somos pareja! Sin darse cuenta Harry alzó el tono de voz, pero Severus no le interrumpió–. Todo el mundo piensa que lo somos, pero se equivocan! Lo dejamos hace años, antes de que yo tuviera que enfrentarme a Voldemort y no hemos vuelto nunca.

 

Pero la gente sigue viéndoos juntos.

 

–¡Claro! Es mi amiga, como Hermione o Ron. Mentiría si negara que voy a comer a La Madriguera casi todos los días. Joder! Después de esa guerra estuve casi un año viviendo ahí. ¡Y lo que me costó que Molly me dejara irme a vivir solo!

 

–¿Llegaste a acostarte con ella cuando erais novios?

 

Totalmente avergonzado respondió.


Sí.

 

–¿Lo habéis vuelto a hacer después de eso?

 

Bajó la cabeza.

 

Sí, pero eso no significa que estemos juntos.

 

Severus se la levantó y le obligó a mirarle.

 

No hay nada de lo que avergonzarse. Echar un polvo o follar, no es hacer el amor.

 

Harry le miró con la ceja derecha alzada, copiando uno de sus gestos.

 

No me mires así, hay una gran diferencia entre ellos. Seguramente vuestros encuentros hayan sido algo intermedio a sexo por sexo y hacer el amor, por el cariño que hay entre vosotros. Pero vale, no indagaré más en el tema, aunque aún hay algo que quiero saber ¿disfrutabas con ella o notabas que te faltaba algo?

 

Harry suspiró, acomodándose un poco mejor sobre Severus.

 

No sé… al principio sí, disfrutaba… pero según pasaba el tiempo notaba que me faltaba algo, que disfrutaba, pero tal vez no como debiera.

 

–¿Y has disfrutado alguna vez como crees que deberías?

 

Sí, el otro día. Y si vas a preguntarlo, sólo he estado con Ginny y contigo, así que vale, sí, soy un mogijato… Harry parecía molesto.

 

Vale, no tienes pareja. Pero sí un trabajo, uno muy peligroso.

 

–¿Qué tiene que ver todo esto con lo que se supone que ibas a explicarme?

 

Mucho. Yo no soy de los Amos que utilizan a un esclavo por un rato cuando están cachondos, yo quiero que mi esclavo esté para mí las 24 horas del día. Si tuvieras pareja, tendrías que dedicarle tiempo lo que haría que fuera menor el que pudieras dedicarme a mí. Y sobre lo de tu trabajo, no es porque trabajes… claro que siendo un rico heredero no tienes porque hacerlo… pero me preocupa a lo que vas a dedicarte.

 

–¿Por qué?

 

Severus se tomó la libertad de dar otro largo sorbo de Whiskey, pensando bien sus palabras antes de hablar.

 

Un buen Amo educa a su esclavo, juega con él, le da lo que desea, lo que le pide. A su vez, obtiene placer de su esclavo, haciéndole lo que quiere, lo que le entre en gana… pero  el esclavo es una persona que le ha hecho a su Amo el mayor de los regalos. Dio otro sorbo–. Se ha regalado a sí mismo, y por lo tanto, el Amo debe cuidarlo y protegerlo. Ese es otro de los motivos por el que un Amo debe respetar a su Esclavo: por el regalo tan maravilloso que le ha hecho. ¿Puedes comprender ahora mi preocupación? Harry negó y Severus suspiró–. Si eres Auror, te pondrás en peligro casi constantemente y ya, no es tiempo para que lo hagas. Si aceptas ser mi esclavo, no te voy a prohibir que te dediques a ello… no serías capaz de quedarte en casa quieto, pero no estaré de acuerdo con ello y estaré muy preocupado por ti.

 

Las manos de Severus seguían acariciando lentamente a Harry y éste hizo un gesto, pidiéndole permiso a Severus para pasar su brazo por detrás de él. Con un movimiento de cabeza, el profesor se lo dio y el alumno lo abrazó, poniendo su cabeza en el hombre del hombre, dejando su fría frente apoyada en el cuello del que esperaba fuera su Amo. Estuvieron en silencio durante un rato antes de que Severus siguiera hablando.

 

Si al final de la noche sigues siendo mi esclavo Harry, quiero que vengas a vivir conmigo, para poder disfrutarte y usarte cuando me plazca, pero también para cuidarte y protegerte, para limpiar tus heridas… Es muy importante que entiendas esto: yo no disfruto provocando dolor, y realmente son pocos los buenos amos que lo hacen. Yo me deleito dando placer a la persona que tengo a mis pies. Si debo dañarla para educarla, lo haré, pero luego la consolaré y la curaré, como hice contigo el otro día, aunque no te dieras cuenta. De hecho, cada cosa que hice el otro día, tenía su motivo y razón de ser.

 

Harry seguía abrazado a Severus y no pudo evitar volver a sonrojarse, escondiendo su cabeza de nuevo en el cuello del mayor, quien aprovechó para deslizar su mano hasta la cabeza del chico y acariciar su pelo. Al sentir los dedos de Severus enredados en su pelo, el muchacho le dio un pequeño beso en el cuello que hizo que el mayor sonriera.

 

Harry susurró, el amor entre un Amo y su Esclavo debe existir, ya que lo que crea es una pareja, pero no sólo eso. Aparte de dominar y utilizar, un Amo debe escuchar a su Esclavo en todos los aspectos, no sólo el sexual. Si el Esclavo tiene un problema, está deprimido, o preocupado, su Amo será un amigo, un confidente y una guía si hace falta. Será su maestro, ayudándolo a sobrepasar sus límites poco a poco, a llegar más allá de lo que jamás había pensado. Y desde luego, será un amante. Será una de las personas que más amen a su esclavo, haciéndoselo saber de la forma que sea oportuna.

 

El chico seguía con la cabeza escondida en el hueco formado entre el cuello y el hombro de Snape. Al oír esas palabras se estremeció y acabó besando más la piel que tenía ante sí, con los ojos cerrados, dejándose llevar por la sensación de bien estar que sentía, lamiendo entre beso y beso. A su vez, Severus inclinó un poco la cabeza hacia atrás, exponiendo aún más la zona.

 

Dime, ¿me dejarás ser tu amigo, tu guía, tu confidente...? ¿Me dejarás amarte y poseerte, Harry? Como respuesta, Harry subió por el cuello dando pequeños besos hasta que llegar detrás de la oreja de Severus, prodigando mimos en la zona antes de responder.

 

Quiero dejarte… pero, ¿porqué quieres tenerme? Pensé que me odiabas.

 

Eso no es cierto. Como alumno de pociones me exasperas… pero como hombre me atraes mucho, como dominante aún más. Eres un chico muy rebelde, con un carácter fuerte pero a la vez dócil. ¿Soy egoísta por desearte? Seguramente sí, pero me da igual, siempre y cuando me dejes desearte, cuidarte, amarte y protegerte.

 

Entonces, yo también debo ser un egoísta… Quiero que hagas todo eso. Fue la respuesta de Harry susurrada directamente en el oído de Severus.

 

Harry, ¿te entregas a mí voluntariamente como mi Esclavo?

 

Sí, Severus.

 

 

El profesor alzó la cara de Harry, cogiéndole suavemente de la barbilla, para entonces, besarle tiernamente, como había hecho al ponerle el collar esa noche. Luego, acarició su mejilla.

 

Llegados a este tu punto, aún sigue quedándote muco por aprender sobre este tipo de relaciones, pero lo harás sobre la marcha. Sin embargo, debemos negociar las reglas básicas que habrás entre nosotros. Aunque antes de seguir, ¿te importaría poner tus piernas sobre mi otra pierna y bajar tu culo para apoyarlo en el sillón? Es que se me está durmiendo la pierna sobre la que estás.

 

Harry hizo lo que se le dijo, con la ayuda de Severus que separó mejor sus piernas, dejando ahora al chico con el culo entre ambas piernas, inclinado hacia el apoyabrazos izquierdo y las piernas colgando por el otro lado. Severus cogió otro cigarro y Harry, extrañamente, pidió un sorbo de Whiskey, que el mayor le dio gustoso, haciendo que por fin la copa se acabara.

 

Una de las reglas más básicas, es que tienes derecho a decirme ‘no’. Si algo te molesta, si no estás de acuerdo en hacer algo, puedes negarte. Hablaremos del porqué te has negado y veremos si lo intentamos o no. ¿Entendido?

 

Pero no se supone que debo hacer todo lo que tú quieras. Severus rió.

 

He ahí una de las grandes contradicciones. Sí, debes hacer lo que yo quiera, pero yo no puedo obligarte a hacer algo que no quieres. El que seas mi esclavo, no implica que no puedas tener tu opinión propia, es más, debes tenerla y hacérmela saber.

 

Vale, ahora sí lo entiendo… ¿Lo que decías antes de la comunicación?

 

Exacto. Me conoces, sabes que soy muy estricto y no toleraré las insolencias que solías tener cuando eras mi alumno, entre otras cosas, porque ya no eres un niño. Compórtate como tal y serás castigado. Ante la dureza de sus palabras, Harry se estremeció, pero Severus se acercó a él y dándole un beso en la mejilla, añadió:– Sólo compórtate y no te tendré que hacerlo. Pero ¿te parece justo?

 

Sí, es justo. Es lógico que me reprendas.

 

Sobre lo q te he dicho de que te vengas aquí a vivir conmigo, es algo que me gustaría mucho, pero no voy a obligarte, entre otras cosas porque sé bien lo extraño que puede parecerle a tus amigos….

 

–¡Pero yo quiero! –le interrumpió Harry–. Quiero estar aquí a tu lado. Has dicho que se supone que esto es una relación de pareja. Hasta dónde yo sé, muchas parejas viven juntas, me da igual lo que piensen los demás… Es mi vida, ya he hecho mucho por los demás, ¡es hora de hacer algo por mí mismo!

 

–¿Y qué piensas hacer al respecto? Presentarme como tu pareja ante el resto del mundo¿ Ahora no era Severus, sino su ego quien hablaba.

 

–¡Sí! Si me permites hacerlo.

 

Será un placer que todos sepas que eres mío–. Había un doble sentido en la frase ante el que ambos rieron antes de compartir un beso–. Bien, ya que tienes aquí, hay una regla que quiero que cumplas: te quiero desnudo y a cuatro patas por la casa, a no ser tengamos visita. De hecho, delante de la gente, seré tu novio por así decirlo, pero no olvides, que soy tu Amo y en casa, me darás ese trato. Se quedó pensando un momento–. Menos la cocina, el baño y el laboratorio que tengo en el sótano, en el resto de la casa te quiero a cuatro patas. Puede ser peligroso que por esos sitios antes así. Sobre la escalera, si estoy contigo, irás como un buen perro, sino, irás de pie. Harry dejó escapar un pequeño ladrido–. No estoy de broma.

 

Lo sé, perdóname dijo, bajando un poco la mirada, ganándose un beso en la sien.

 

Sobre tu ropa, podrás usar la de siempre, pero sin embargo, tu cuerpo… te quiero totalmente depilado, sobre todo esto de aquí dijo, acariciando el pubis del chico, que separó más las piernas, a lo que Severus respondió bajando la mano, acariciando sus testículos, arrancando un leve gemido de la garganta de Harry–. Por muy tentador que me resulte, no es hora añadió, quitando la mano, pero no pudo, porque el muchacho volvió a guiársela hasta ahí–. Ven aquí susurró, ayudándolo a incorporarse un poco más, aún con las piernas abiertas, sintiendo la mano de Severus acariciando sus huevos. Harry le abrazó y buscó sus labios, besándolos con pasión, hasta que sintió un ligero mordisco en el labio inferior y se separaron, después de que Snape lamiera el sitio donde había mordido.

 

Esta casa es ahora nuestra, supongo que no tendré que recordarte lo que es compartir un espacio con alguien, más después de los 7 años de internado y tu estancia en la casa de los Weasley. Soy una persona muy ordenada y espero que ese orden se mantenga. No voy a abusar de ti, la limpieza de la casa es algo de los dos, sin embargo, tú serás el encargado de preparar el desayuno y el resto de las comidas, si comemos aquí. Harry asintió–. Te follaré en cualquier sitio de la casa, menos en uno: la cama. Ahí no voy a echarte un polvo, no voy a follarte y tampoco a dominarte. En nuestro lecho, te mimaré, te cuidaré y te haré el amor cuando me lo permitas.


–¿Cuándo yo lo permita?

 

Sí, cuando lo permitas. Recuerda lo que te dije antes: tienes derecho a decir no, pero no sólo eso… Esta es una relación y como cualquiera otra, puede romperse, pero eres tú quien decide cuando se rompe. Has pasado a ser de mi propiedad y por lo tanto a ser una responsabilidad pero también lo más preciado de mi vida. Y eso se acabará, cuando tú quieras. Yo te he puesto el collar Harry, pero eres tú quién decide cuando quitárselo. Harry asintió–. Sobre el collar tengo cosas que decir también. Hay que llevarlo a que le pongan mi nombre. En casa lo llevarás siempre puesto, menos en la cama, sobretodo si vamos a dormir, puedes hacerte daño. Volvió a callarse, pensando. Harry le miraba expectante hasta que por fin volvió a hablar–. Ahora mismo no hay nada más que creo que sea urgente comentar, así que el resto de cosas las iremos sobre la marcha, ¿Te parece bien?

 

Sí, me parece normal.

 

Bien… tan sólo una última cosa: después de cada sesión, después de haberte limpiado y curado si hace falta, quiero repasarla contigo, ver los errores que se han podido cometer, en qué podemos mejorar, qué nos ha gustado y qué no… y el porqué he hecho las cosas que he hecho–. Harry sonrió contento.


Me gusta mucho esa idea.

 

Entonces, ¿repasamos la del otro dia? –Era una pregunta retórica–. El otro día cometí al menos dos fallos graves, que pusieron el peligro tu integridad física. El primero y tal vez el más grave, fue el marcharme, dejándote solo atado, vendado y amordazado. Pudo haber pasado algo y no hubieras podido defenderte. ¿Podrás perdonármelo?

 

Harry se inclinó un poco hacia Severus, le quitó un mechón de pelo de delante de la cara, colocándolo tras su oreja derecha. Después le dio un suave beso en los labios.

 

Te perdono. No pasó nada… pero la verdad, es que me puse muy nervioso cuando te fuiste.

 

Esa era mi intención. Quería dejarte un rato a solas, o hacerte pensar que estabas solo en la casa, pero tuve que irme. Reunión urgente del profesorado. Severus pasó ambos manos por la cintura del joven, atrayéndolo más hacia sí–. Prometo no volver a marcharme de esa forma, pero admito que tenía miedo de que te fueras si te hacía esperar de manera normal, más después de lo que me costó convencerte para que obedecieras. Harry se acurrucó en el pecho del hombre.

 

Tenías razón, una deuda es una deuda y como tal, hay que pagarla. Fue sólo que me sorprendió.

 

Como ya dije antes, tengo que saber cuáles son tus límites… de ahí, que lamieras mi pie. Necesitaba saber hasta donde estabas dispuesto a llegar. También fue por eso por lo que te acaricié de esa forma y te obligué a desnudarme. Y entonces, cometí un segundo error: te obligué a tragar mi polla, sin considerar si quiera la posibilidad de nunca antes lo hubieras hecho, al menos de esa forma brusca, llegando a dejarte casi sin respirar… pero es que verte con los labios entre abiertos y jadeantes me volvió loco –hablaba mientras se acercaba al cuerpo del chico, acariciando el cuello joven con los labios,  serpenteando con su mano por el pecho, arrancando pequeños gemidos de la garganta de Harry–. Después de eso te marqué temporalmente. Es algo que aún no te he explicado: los Amos marcan a sus esclavos. Puede ser de forma temporal, como lo hice al azotarte, otros prefieren la colocación de piercings y ya por último, tenemos las marcas permanentes, que son tatuajes o en algunos casos cicatrices. Sé de alguno que ha llegado a marcar a fuego a su esclavo, pero tranquilo, es algo que no pienso hacer contigo. No voy a estropear la bonita piel que tienes –hablaba cerca del oído del chico, sin poder evitar dejar caer algún beso en su oreja o en su cuello. Su mano derecha no dejaba de vagabundear por el pecho o el estómago de Harry, acercándose y alejándose de la erecta polla del chico.

 

–¿Vas a marcarme? preguntó,  abriendo por fin la bata del mayor, dejando al descubierto su pecho.

 

Sí, pero aún no sé cómo. Las marcas de unos azotes se van horas después, los piercings no suelen gustarme y un tatuaje… eso es para siempre Harry –gimió cuando su esclavo lamió su pezón izquierdo–. Volviendo al otro día. Hacerte contar los azotes fue una forma de dejarte claro quién mandaba, de la misma forma que cada vez que te llamé zorra o puta. ¿Te incomodó eso? Harry dejó de soplar sobre el erecto pezón para responder.

 

No… –Se removió un poco sobre Severus, llegando a abrir un poco más sus piernas–. Al contrario… hubo un momento en el que me excitó mucho. Severus acarició con la punta de la nariz la mejilla sonrosada antes de susurrar en la oreja.

 

Entonces, seguiré llamándote así, puta. –Al decir la última palabra, pellizcó un pezón de Harry, haciéndole brincar entre sus brazos–. Tras los azotes vino la cera, pero antes, tuve que darte un bofetón para corregirte. Tenías prohibido hablar, pero lo hiciste.

 

Sí, pero luego acariciaste mi mejilla, al igual que habías que habías hecho con mi culo recordó Harry–. ¿Cómo fue? ¿La mano que te golpea te acaricia?

 

La mano que te dañará, será la que te curará –se recitó a sí mismo. En esos momentos, el recordar el castigo anterior, hizo que se prestaran atención mutuamente, dejando de lado las caricias que llevaban prodigándose un buen rato–. También volvió a amordazarte. Sin embargo, más tarde, cuando te quité la pelota de la boca, hiciste justo lo que se te había ordenado: gemir y jadear como la puta que eres, y suplicar por mi polla. Harry se sonrojó. Severus tenía razón, le había suplicado que le follara, y en su fuero interno, sabía lo mucho que había disfrutado de forma extraña suplicarle para que lo hiciera–. Lo de la vela, fue para excitarte, aunque no lo creas. Pude haberte hecho mucho daño, si tan sólo hubiera acercado más mi mano a tu cuerpo, habría podido hasta provocarte quemaduras de distintos grados, pero haciéndolo lejos, con cuidado, dibujando círculos por tus pezones. –Ahora su mano volvía a estar en la aureola derecha del chico, haciendo con sus dedos lo que decía su voz. –Puede ser muy excitante. Y por cómo se te pusieron los pezones, creo que lo disfrutaste, aunque al principio te negaste: otro fallo mío. No te escuché, sólo hice lo que yo quise. Pero admito que si esa noche no te escuché, fue porque sabía que podrías soportarlo y porque pensé que sería la única vez que te tendría así para mí. Harry le abrazó, pasando ambos brazos por el cuello del hombre.

 

–Pues ahora me tienes. Soy todo tuyo, Severus le dijo antes de besarlo con una pasión que no había demostrado hasta ese momento y que le fue correspondido de la misma forma. Tras el beso, Harry deslizó su mano derecha por el pecho de Severus, acariciándolo, mientras la izquierda la dejó resbalar por el brazo derecho del hombre, llegando a entrelazar ambas manos. El chico, guió de nuevo la mano del mayor por su pecho y su estómago, hasta bajarla hasta su pubis. La empujó un poco más, a través de los rizos negros, pero a Severus no le hizo falta que lo siguiera guiando: cogió la base de la polla de Harry, apretando levemente. Subió la mano por el tronco, llegando a la cabeza, comprimiéndola, haciendo que de ella, a través del prepucio apareciera unas gotas transparentes, que extendió por la zona, antes de bajar la piel con un movimiento seco, provocando que Harry se arqueara.

 

–¡Ahh! Mmm... Me gusta mucho que me toques. Volvió a hundir su cabeza en el pecho de Severus, lamiendo su pezón, cogiéndose a él, succionándolo con fuerza, para soltarlo y lamerlo, y entonces morderlo, para volver a soltarlo y lamerlo de nuevo, repitiéndose en un bucle infinito, donde la única forma de calmar el deseo que llevaba dentro fuera torturando ese pezón.

 

Te tocaré mucho, créeme. La voz de Severus sonaba ronca por la excitación. Su propia polla, estaba dura y se clavaba de forma entraña en su propio pubis y las nalgas del chico. Movía levemente la cadera, buscando algo más de contacto mientras seguía hablando:– Tras el calor, vino el frío. Resbalé ese hielo por todo tu cuerpo para que sintieras el contraste de una cosa y otra, pero el meterlo en tu agujero, el follarte con él tenía como propósito, dormir un poco la zona. Insensibilizarlo para poder prepararte de forma rápida, antes de poder romperte bien con mi polla. Pero ahí, es dónde estuvo mi otro fallo. Seguía masturbando al joven, acariciándolo lentamente, a la vez que Harry seguía manteniendo su mano izquierda sobre la muñeca de Severus, como pidiéndole subconscientemente que no dejara de hacerle una paja, mientras que su mano derecha, se agarraba a la tela de la bata según iba torturando ese pezón que tenía desde hacía rato en la boca.

 

No debí follarte en esa postura: pude haberte hecho daño en las cervicales, incluso llegar a desnucarte. Ante eso, la respuesta de Harry fue dar un mordisco en el pezón erecto, lo que a su vez se ganó como reprimenda, que Severus apretara la goteante cabeza de su polla con fuerza, arrancándole un gemido–. Pero lo hice, y te llené con mi leche… No será la primera ni la última vez lo que lo haga, tenlo por seguro.

 

–¿Me la darás a probar? Por fin Harry había soltado el pezón. Comparado con el principio de la noche, el chico ahora estaba mucho más desinhibido, cosa que Severus agradecía. Solía ser una persona a la que le gustaba hablar con propiedad, pero como ya le había demostrado a Harry anteriormente, podía ser muy soez en determinadas ocasiones. Esa lección le había quedado clara desde el principio y por lo menos ahora estaba dispuesto a ponerla en práctica–. Quiero beberme tu leche, ¿me dejarás? Un sacudida seca en su polla por parte de la mano de Severus fue parte su respuesta.

 

Tranquilo, que lo primero que te enseñaré es a hacerme una buena mamada y cómo deberás tragarte mi semen. Cómo deberás jugar con él en la boca, cómo hacerlo de forma que yo pueda verlo. Te enseñaré a tragarlo y a mostrar cómo ya no te queda en ella. Otro beso rudo, como el que le diera noches antes, violando su boca con su fuerte lengua, fue lo que le siguió a sus palabras.

 

Harry comenzó a mover sus caderas, según las embestidas que le daba Severus, tanto en la polla con la mano, como en las nalgas con su verga. Le había vuelto a abrazar con fuerza, no quería que su Amo le dejara, no quería dejar de sentir sus pieles juntas. La lengua seguía moviéndose en su boca, hasta que salió de ella, deslizándose por su mejilla, dejando un camino de saliva transparente.

 

Córrete para mi, Harry.

 

Y Harry simplemente, obedeció, sacudiéndose sobre las piernas de Severus, mojando su mano con su blanca semilla, que le fue ofrecida. Sin duda alguna, lamió y chupó la mano de Severus, limpiándola bien, sintiendo entonces, cómo era ahora su amo el que se corría, mojándole las nalgas.

 

Tras eso, se quedaron un rato en silencio. Snape limpió su mano en su propia bata, secándola para coger un cigarrillo. Quitó la mano de debajo del cuerpo exhausto que tenía sobre sus piernas y lo encendió el mismo, sorprendiéndole tras dar la primera catada a la vez que sacudía la cerilla para apagarla, que Harry se lo quitara y lo llevara a sus labios.

 

–¿Quieres uno? –preguntó, dispuesto a darle uno al chico.

 

Prefiero compartirlo, si no te molesta.

 

Claro que no.

 

En silencio, ambos compartieron el tabaco, dejando que sus cuerpos se calmaran y sus respiraciones se tranquilizaran. Un vez conseguido, Severus volvió a preguntar:Entiendes ya lo que significa estar en mis rodillas?


Harry le miró extrañado.

 

No, aún no.

 

Severus sonrió.

 

Durante esta noche, en mis rodillas, me has tuteado, me has besado cuando y donde has querido. Incluso has llegado a levantarme la voz, o me has pedido que te masturbe llevando mi mano a tu  hermosa polla. Harry se volvió a sonrojar por no se sabía ya que vez–. Estar en mis rodillas es un privilegio, durante el rato que estés en ellas, serás libre, para decir y hacer lo que quieras. Pórtate bien y lo conservarás. Se inclinó y le dio un beso en la frente–. ¿Vamos a la cama?

 

El chico asintió y se incorporó, quitándose de encima de su Amo, quien lo observó mientras él a cuatro patas se dirigía hasta la correa abandonada en el suelo. La cogió con la boca y volvió hasta él, colocándose de rodillas entre sus piernas y depositándola en el regazo de su dueño. Sin duda alguna, Snape la cogió y la enganchó al collar que llevaba Harry, se puso de pie, dirigiéndose hacia la puerta, con su perra siguiéndole detrás, arrastrado de la correa, pero moviéndose despacio para no tirar de ella. No era cuestión de dañar a su mascota la primera noche que, por fin pasaban como Amo y Esclavo realmente.

 

FIN

 

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Comentarios: 1
  • #1

    helga1967 (miércoles, 08 mayo 2013 19:49)

    Excelente me gusto mucho