Primer beso

Déjame que te explique una cosa, que te explique como deseo besarte. Pondría las manos en tu cintura, acercándote a mí. Tú tendrias una en mi pecho y la otra sobre mi hombro. Te miraría fijamente, acariciaría tu rostro con mi nariz. Primero tu frente y, suavemente, me deslizaría por tu mejilla, tocándote sólo con la punta. Me acercaría despacio a tus labios, dejando que sintieras mi respiración mientras te miro a los ojos. 

 

Te besaría despacio, guardándome el deseo y el anhelo para mis adentros, porque sería para que lo disfrutaras tú, no yo. Al principio serían besos cortos, destinados a tantear tu sabor, a que te acostumbraras a mí, a regular tu respiración. Después, cuando tus labios estuvieran abiertos y sacaras tímidamente la lengua, la atraparía entre los míos. Por último, pegando tu cuerpo más al mío, reclamándote, me adueñaría al completo de tu boca. La saquearía sin ningún pudor hasta convertirte en una masa tambaleante entre mis brazos. 

 

Prometo que, si tengo la oportunidad de tenerte entre mis brazos, nuestro primer beso será así. 

 


Pegados contra la puerta de tu casa, cumpliste tu promesa, palabra por palabra.

Escribir comentario

Comentarios: 0