Descanso eterno

Imagen propuesta por Aerem.
Imagen propuesta por Aerem.

Ahora que ya todo llega a su fin, lo único que puedo hacer es mirar atrás y recordar. Pero, ¿realmente puedo hacerlo? No cómo me gustaría. No cómo años antes. Al fin y al cabo, ya no soy lo que era. Mi cuerpo es sólo una frágil cáscara que se desgasta día a día y mi mente... ¿Qué puedo decir de ella? ¿Qué no es la misma? Sería repetirme... pero hubo una época, antes de estar como ahora, que sólo hacía eso: repetirme una, y otra, y otra, y otra, y otra vez....

 

Es curioso cómo pasan las cosas. Un día estás bien y al siguiente tienes una laguna: te olvidas de algo. Después, te obsesionas con otra cosa y sólo preguntas por eso. Pero entonces, lo olvidas y es otra situación, otro recuerdo, otro objeto, otra persona lo que te obsesiona. Hasta que vuelves a olvidarlo. Pronto comienzan las peleas, las situaciones incómodas y los malos momentos.

 

Sé que no ha sido fácil ni divertido para aquellos que han estado a mi lado. Pero tampoco lo ha sido para mi. Ellos me veían fuera de mis casillas, con mis gritos, con mis 'locuras'. Pasaron por quitarme las llaves para que no me escapara, por vaciar mi monedero para que no perdiera el dinero. ¿Y lo que yo pasé, qué? Nunca fue agradable llamar a uno de ellos para pedir ayuda con algo tan nimio como encender un vídeo. Pero si encima, pide que 'para no molestar', te lo apunten y la respuesta que te dan es 'lo tienes aquí escrito' mientras te enseñan el cuaderno que está sobre la mesa...

 

Tu mundo se desmorona...

 

Una...

 

Y otra...

 

Y otra...

 

Y otra...

 

Y otra vez...

 

Lo hacía en cada ocasión que era consciente de mis olvidos, de mi pérdida de memoria. De no reconocer a los que estaban a mi alredor. De confundir a mi nieta con mi madre, o a mi hijo con mi abuelo. De la impotencia por no ser capaz de expresarme de forma que me entendieran. Pero eso no ha sido nunca lo peor.

 

¿Quieres saber qué lo ha sido? El ver mi cuerpo postrado en una cama. Sentir cómo me cambian los pañales, cómo me dan de comer porque mis brazos ya no coordinan el movimiento y soy absolutamente incapaz de llevarme la cuchara a la boca. Hasta que me han tenido que abrir un agujero en el estómago, porque ya no sé tragar. Hay tantas cosas que ya no sé hacer...

 

Y, sin embargo, mi mente sigue su propio camino. Está 'en su mundo', como escucho al médico decirle a esas personas que se encargan de mi. Así es. No voy a negarlo. Me he replegado en un mundo que no puedo definir. Del que nada puedo decir, salvo que soy feliz en él... a pesar de que me faltaba algo.

 

Tú.

 

Tú, que has venido a por mi.

 

Te has hecho esperar mucho, pero ya estás aquí. Podré irme contigo, sintiendo la paz a mi alrededor. Ya no habrá más dolor, ni más tristeza, ni más obsesiones, ni más impotencia.

Lo único que habrá, será descanso eterno.

 

Para mí.

 

Para todos.

 

 

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